La técnica consiste en aplicar un polímero (sustancia líquida) que, mezclado con agua, produce una costra que impide que el viento levante partículas de polvo desde la superficie del tranque, evitando la suspensión de material particulado para que no afecte a la comunidad del entorno.
Con un costo de 2 millones de dólares, este sistema aglomera las partículas de relave, formando una costra de aproximadamente un centímetro de espesor.
Cada aplicación es efectiva durante un período de entre 12 y 15 meses. El producto es biodegradable y resistente al agua y a la radiación UV.